Pues sí, al final me he dejado liar y me he apuntado a esto de las Daring Bakers, un grupo de panaderas atrevidas fundado por Lis, de La mia cucina y por Ivonne, de Cream Puffs in Venice,   que nació como entretenimiento y casi por casualidad a finales de 2006 y que ha crecido tanto que ya anda por los mil blogueros.

Cada mes, los anfitriones proponen un reto a todos los que forman parte del grupo.  Ellos proporcionan la receta que hay que seguir más o menos al pie de la letra, aunque siempre dejan espacio a la imaginación y creatividad de cada uno y también hay sitio para aquellos que por salud, creencias o lo que sea no puedan usar algunos ingredientes (hay versiones kosher, para celíacos, alérgicos a diversos alimentos, etc.)

El reto de este mes:  Pan Danés.

Los anfitriones: Kelly, de Sass & Veracity y Ben, de What’s cookin’? La receta la tomaron de un libro de Sherry Yard: “The secrets of baking”.   Ay… Intenté hacer un “1”, una “D” y una “B” por aquello de que era el primer reto con las Daring Bakers, pero como veis, me salió un poco churrigueresco.

Para la demás panaderas atrevidas tal vez esto fuera coser y cantar pero a mí me sacas de los bizcochos, que es lo que más me gusta, y me pierdo.  Lo de las masas con levadura no es lo mío y es la primera vez que hacía una masa laminada, tipo hojaldre aunque con levadura.  Estaba más perdida que un pulpo en un garaje.  De hecho, era la primera vez en mi vida que oía hablar de esto del “pan danés”.

Para colmo de males me ha pillado en un mes con poco tiempo así que no he sido nada original, he seguido la receta más o menos al pie de la letra y para mí creo que ya es bastante por el momento.  Seguro que se le puede sacar muchísimo más partido, no tenéis más que echar un vistazo por los blogs de otras DBrs, pero en mi caso habrá que dejarlo para otra ocasión en la que tenga algo más de tiempo.

Vamos con la receta.

Para preparar la masa (para hacer kilo y cuarto más o menos):
1 onza de levadura fresca o 1 cucharadade levadura seca activa
media taza de leche entera
un tercio de taza de azúcar
la ralladura fina de una naranja
3/4 de cucharadita de cardamomo en polvo (*)
1 cucharadita y media de extracto de vainilla
media vaina de vainilla partida por la mitad y rallada
2 huevos grandes y fríos
un cuarto de taza de zumo de naranja fresco
tres tazas y cuarto de harina de propósito general
1 cucharadita de sal.

(*) No tenía cardamomo, lo sustituí por una mezcla de canela, jengibre y un pelín de clavo aunque Ben recomendaba nuez moscada en vez de clavo.

Mezcla la leche con la levadura en un bol con un mezclador de mano o un batidor de varillas.  Añade el azúcar, la ralladura de naranja, las especias, el extracto de vainilla, las semillas de vainilla, los huevos y el zumo de naranja y mézclalo todo bien.  Tamiza la harina con la sal sobre tu superficie de trabajo y haz un volcán con ella.  Asegúrate de las paredes del volcán son altas y fuertes.  Echa el líquido en el medio del volcán.  Mezcla el líquido con la harina con las puntas de los dedos empezando desde el centro y avanzando poco a poco hasta los bordes.  Cuando los ingredientes se hayan incorporado del todo amásalos hasta tener una masa suave, homogénea y fácil de trabajar.  Te llevará de 5 a 7 minutos.  Puede que necesites añadir un poco más de harina se te ha quedado una masa demasiado pegajosa.

Mientras, prepara el bloque de mantequilla con media libra de mantequilla sin sal fría (más o menos medio kilo) y  un cuarto de taza de harina normal.  Mezcla la mantequilla con la harina  hasta que la masa esté lisa y sin grumos.  Déjala reposar media hora a temperatura ambiente.

Ahora viene “lo bueno”, lo que se parece al hojaldre sin serlo: las “capas” y “vueltas”.

Después de que la masa de levadura se haya enfriado 30 minutos, llévala a una superficie ligeramente espolvoreada con harina.  Extiende la masa hasta formar un rectángulo de unos 45 cm de ancho por 30 cm de alto y unos 8 mm de grosor.  La masa puede que esté pegajosa así que sigue espolvoreando ligeramente con harina la superficie de trabajo.

Divide la masa mentalmente en tres partes, como si fuera un folleto tríptico de esos que a veces se usan en publicidad.  Extiende la mantequilla de manera uniforme sobre la parte central y la de la derecha.  Dobla el tercio izquierdo de la masa de levadura hacia la derecha, cubriendo el tercio central.    Dobla el tercio derecho hacia la izquierda sobre las otras dos partes apiladas.   Con esto has completado la primera vuelta.  Pon la masa en una bandeja de horno, envuelta en plástico de cocina y deja que se enfríe media hora en la nevera.

Pon la masa sobre la superficie de trabajo espolvoreada con harina.  Los bordes abiertos deberían estar a derecha e izquierda.  Vuelve a extender la masa hasta tener un rectángulo como el de antes (nos recomendaron golpes largos para extender la masa).  De nuevo, dobla la masa en tres igual que antes sólo quie ya no tienes que añadir más masa de mantequilla porque está incorporada en la masa.  Has completado la segunda vuelta.  Deja que la masa se enfríe durante otra media hora.  Y repite el proceso.  Debes darle otras dos vueltas más, hasta completar cuatro vueltas.  Asegúrate de que llevas bien la cuenta de las vueltas.

Refrigera la masa 5 horas después de la última vuelta o mejor toda la noche.  La masa danesa está lista para su uso.  Si no la vas a usar en las siguientes 24 horas, las puedes congelar.  Para ello extiende la masa hasta que tenga unos 25 mm de grosor, envuélvela bien en plástico de concina y congélala.  Descongélala despacio en el frigo para manejarla mejor cuando la vayas a usar.  Se puede guardar hasta un mes en el congelador.

Saca la masa, extiéndela y rellénala de lo que más te apetezca.  Lo típico es hacer trenzas, aquí tenéis la primera que yo hice, un poco chapucerilla pero una vez que la masa ha subido parece que hasta da el pego y todo.

Opté por probar el relleno que sugerían en la receta original y la verdad es que estaba de chuparse los dedos.

4 manzanas fuji o de otra variedad, peladas, sin corazón y cortadas en trocitos de 8 mm
media taza de azúcar
1 cucharadita de canela en polvo
media vaina de vainilla por la mitad y vaciada
un cuarto de taza de zumo de limón fresco
4 cucharadas de mantequilla sin sal

No me apetedía cortar las manzanas en cubitos, así que por pura pereza las corte en cuartos y luego las hice rodajitas.

Echa todos los ingredientes salvo la mantequilla en un bol grande.  Funde la mantequilla en una sartén hasta que coja un poco de color, unos 6-8 minutos (añadí unas pasas a la mantequilla y quedaron infladitas y muy ricas).  Añade la mezca de manzana y saltéala hasta que las manzanas se hayan caramelizado un poco (de 10 a 15 minutos).  Si escogiste Fujis, se caramelizarán pero mantendrán su forma.  (Doy fe, yo las hice en rodajas, añadí un chorro de ron miel al invento y dejé que se hiceran hasta que perdieron el líquido y seguían crujientitas).  Deja que el relleno se enfríe antes de ponerlo en los panes.  Una vez frio se puede guardar en la nevera hasta 3 días.  Lo que te sobre lo puedes usar para acompañar helados, magdalenas, tartas de queso u otros pasteles (o comételo tal cual, está buenísimo).

 

Para las trenzas.

1.  Coloca sobre una bandeja de horno papel de hornear o un silkpat.  En una superficie ligeramente espolvoreada con harina, extiende la masa danesa en un rectángulo de unos 50 x 37 cm de unos 8 mm de alto.  Si la masa parece elástica y vuelve cuando la extiendes, deja que descase unos minutos y prueba a extenderla de nuevo.  Pon la masa sobre la bandeja de horno.

2.  A lo largo de la parte más larga de la masa practica cortes de unos 12 cm de largo con un cuchillo o un cortapizzas, separados unos dos centímetros y medio.  Repite la misma operación en el lado opuesto asegurándote de que los cortes estén alineados con los que ya has hecho.

3.  Reparte con una cuchara el relleno que hayas escogido en el centro del rectángulo.  Empieza con las solapas.  Dobla la de arriba sobre el relleno hasta que llegues a cubrirlo un poco.  Después, dobla la de abajo del todo para hacer lo mismo.  Esto ayudará a que el tenga un acabado más perfecto y a sujetar el relleno.  Ahora empieza a envolver el relleno con las tiras alternando izquierda derecha izquierda derecha hasta que termines con ellas.  Corta lo que te sobre y remete un poco los bordes.

Pincela el conjunto con huevo batido.  Pincela un poco de plástico de cocina con aceite, tapa con él la trenza preparada y deja que levante hasta que haya doblado su volumen y esté esponjosa al tacto.

Casi al final del levado, precalienta el horno a 200ºC y pon la rejilla en el centro.  Hornea el pan 10 minutos y dale la vuelta de forma que lo que estaba en el fondo pase al frente para que se hornee de manera homogénea, baja la temperatura a 180ºC y déjalo unos 15 o 20 minutos más, hasta que se dore (yo saqué el mío demasiado pronto y se quedó paliducho, pobre).

Deja que se enfríe y sirve el pan o aún calentito del horno o a temperatura ambiente.  El pan frío se puede envolver bien el plástico de cocina y meterse en un recipiente hermético en la nevera hasta 2 días o en el congelador hasta un mes (a mí me duró más de dos días fuera de la nevera sin ningún problema).

Puedes rellenar estos panes de muchas otras cosas: mermelada de naranja y chocolate rallado…

… una capita de mermelada de melocotón y rodajas de manzana con un poco de canela…

… o unas cucharadas de nutella.

Seguro que también están buenísimos como los croissants, rellenos de ingredientes salados.  Seguro que entre los diferentes trabajos del los cientos de DBrs habrá ejemplos salados pero la mayoría estarán en inglés.  Para que veáis un ejemplo rico, rico, en castellano y con una pinta que dan ganas de “darle un bocao” a la pantalla, aquí tenéis esta trenza de ternera de Susi (acabo de descubrir su blog y me encanta).