Buenos no, lo siguiente.  Así están estas ricuras.  Sobre todo si te los comes casi recién sacados del horno, calentitos y jugosones…  Ha sonado un poco porno pero es que lo es, a las fotos me remito…

Desde que traje estos chocolates Callebaut de sabores (belgas ellos) a “La Tartienda” tengo que hacer unos esfuerzos sobrehumanos para no comérmelos a paletadas.  No sólo tienen unos colores preciosos sino que están deliciosos.  Y no sólo para usarlos dando un toque de sabor a las coberturas de tus bizcochitos, galletas, cupcakes o cake pops sino que también se pueden usar para hornear, por ejemplo sustituyendo al choco blanco en la receta de brownies de siempre.  Los probé para el famoso “Día del Brownie” y el resultado no puede ser más adictivo.  Desde el 11/11 ya sé que ha llovido pero… Más vale tarde que nunca.  😉

Para probar necesitarás:
90 g de mantequilla
220 g de chocolate Callebaut de fresa
2 huevos
60 g de azúcar
1 cucharadita de aroma en pasta Patidess de frutos rojos, fresa o frambuesa (opcional, pero a mí me gusta ponerlo para acentuar el sabor)
130 g de harina
una pizquitina de sal
aditamentos (yo usé un puñadito de gotas de chocolate de las de Mercadona, que salen muy bien, y unos frutos rojos deshidratados)

1. Precalienta el horno a 180ºC y ve preparando tu molde para brownies.  Yo lo suelo forrar de papel.  De hecho, con estas cantidades y este molde, los brownies quedan muy bajitos así que a veces preparo una “cajita” de papel de horno (como las de los sobaos pero más grande, un poco más pequeña que el molde) y la uso para hornearlos.

2. En un cazo al fuego derrite la mantequilla con la mitad del chocolate, con cuidado de que no se queme, removiendo para mezclar.

3. Cuando esté bien fundido y homogéneo todo, retira el cazo del fuego, añade el resto del chocolate, deja que el calor actúe un minutillo y remueve hasta que todo quede fundido.

4. Bate los huevos con el azúcar hasta que suban de volumen y aclaren de color (si tienes Kitchen Aid, a vel. 4 unos 3 minutos).

Pasarán de esto:

A esto (mucho más volumen, un color más claro y una mezcla cremosa y esponjosa):

5. Incorpora el aroma en pasta a la mezcla de choco y mantequilla (si lo vas a usar), remueve para que se mezcle bien y añade todo a los huevos espumosos, mezclando todo muy suavemente con una espátula, para que se pierda la menor cantidad de aire posible.

Cuando incorpores incorpores el chocolate a los huevos, se te irá derechito al fondo.

No te preocupes y remueve con mimo y con ayuda de la espátula hasta que más o menos tengas una mezla homogénea.

6. Haz lo mismo con la harina (añádela e incorpórala suavemente) removiendo sólo hasta que no haya grumos y no la veas.

7. Por último incorpora los aditamentos, mezcla lo justo para repartirlos, vierte la masa en el molde y… ¡¡ Al horno !!

En 20 minutos suelen estar hechos pero dependerá un poco de tu horno, de la altura de la masa en el molde, etc.  Ve probando.  No te pases de cocción porque el brownie no debe quedar seco  Cógele tu punto.

Prepara un baño de agua fría (si es verano, añádele hielo) y en cuanto saques el molde del horno, pásalo al baño para parar la cocción.

Ya está.  Déjalos reposar un poco en el molde porque si los desmoldas de inmediato son tan tiernos que se te pueden romper.  Te lo puedes comer ya mismo (ten cuidado, no te abrases) o dejar que se enfríe, o un poco o del todo.  Está buenísimo lo pongas como lo pongas.  Y mejor recién hechos (como en la primera foto, la porno) que después, aunque igual de ricos, se quedan un poco más “tiesos”.

El de la foto está horneado en lata.  Queda un brownie muy mono, como para dos, y el molde no puede ser más barato…  ¿Cómo?  Lo tienes todo en un antiguo post del blog, haz clic aquí para verlo.

Con el chocolate de limón he hecho otra versión de brownies, que están igual o más ricos que éstos, con jengibre y con limón, pero ya os pondré la receta en otro momento.  Os dejo un adelanto…